Muy simple, por lo mismo por lo que “eres como en verdad quieres ser” cuando viajas, cuando estás de vacaciones. Porque nadie te conoce y no tiene una idea preconcebida de ti y puedes reinventarte.
Fíjense lo que pasa cuando las personas de nuestro pasado se ponen a hablar de nosotros como si aún fueramos es niño tímido o esa niña molestosa. Quizás para nuestro presente, esos rasgos ya no tienen lugar, pero para las personas que nos “conocen”, son las características que mejor nos describen, y las que muchas veces se convierten en una carga que nos acompaña aun cuando hayamos evolucionado e incluso tengamos una vida totalmente diferente a la de aquellos días.
Por otro lado, como el hombre está lleno de prejuicios (entiéndase que esto que estoy diciendo es en sí un prejuicio), nuestro colegio, nuestro barrio y hasta la música que escuchamos, crean para bien o para mal un precedente, entonces si estás en otro país, de alguna manera se te mira y reconoce de manera más objetiva por así decirlo, y el único prejuicio que hay es: ser extranjero.
Cuando llega un extranjero, carece de clase. Cuesta encasillarlo porque su colegio, su barrio y sus gustos no dicen mucho, al menos para la mayoría.
Así que el profeta en otras tierras funciona porque tiene que lidiar con menos prejuicios, y es capaz de mostrar su obra (pensamiento, postura, etc) sin tener que lidiar con nada anexo. Un agrado.
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